PRIMER FIN DE SEMANA:

Tras el primer día de “despiste generalizado” que no quiere decir que el resto de los días este en la parra, vino el fin de semana. En principio todo bien… todavía no había necesitado mi mejor inglés (bueno si, un “sorry” de un meneo a un viandante, pedestrian aquí, sin querer).
El sábado in the morning, durmiendo un ratejo, y luego PASEAZO por la ciudad, para desentumecer los gemelos… desde las 11 hasta las tres de la tarde (que somos los tres españoles y la hora de la comida se respeta ehhh). Entre medias unas compras para la comida y cena de ese día.
La cena ya empezó a complicarse, porque se le ocurrió invitar a un coleguita, Keith, que claro está, es inglés. El chaval es igualito que Peter Crouch (ya pondré foto). La cena transcurrió bien… estaba muy rica la ensaladilla rusa. La verdad es que de algo me enteré pero Laura y él hablaban a toda leche a veces y se me iba. También hay que decir que Keith está haciendo sus pinitos con el español (su novia es española) y a veces se agradece. Tras la cena, un par de pintas y arreglao.
Nota para los enteradillos (y pardilla): Me tiré toda la noche hablando con Keith de deportes que de eso se un poco. El tampoco tiene ni idea de cómo se juega al críquet (un inglés un tanto peculiar). Además en el segundo pub, había un futbolín.
El futbolín tenía un cristal sobre él, para que nadie “mangara” las pelotas (que no se pueden sacar, tiene un mecanismo para subirla y ponerla en la cancha). Lógicamente el cristal tenía más mierda que el palo de un churrero. Uno se defendió y ganó (tanto con el Chelsea como con el Liverpool) junto con mi compi Keith.
El domingo de mudanza con Laura y a la residencia… que ya os contaré.